A Coruña es una ciudad fantástica para salir de fiesta o tomarse una copa con los amigos.
Resulta sorprendente que una ciudad de extensión más bien reducida y con una población que no llega
a los 250.000 ofrezca tantas y tan variadas opciones de ocio. Ambientes para todos los gustos,
oferta
gastronómica
de primerísimo nivel, ruta de vinos y tapeo, magníficos restaurantes, animados pubs, locales con
personalidad propia o una completa agenda cultural que cada semana incluye citas de música, danza o
teatro componen la colorida paleta de una ciudad que nunca duerme. Como reza una célebre copla del
cancionero popular, vivir na Coruña que bonito é, andar de parranda e dormir de pé.
Una de las claves de A Coruña reside, sin duda, en su condición de auténtica
ciudad abierta, una urbe a la que le gusta sentirse querida y que para ello no duda en
seducir al recién llegado con sus numerosos encantos. Hedonistas, lúdicos y siempre amables, los
coruñeses han sabido hacer del Coruña way of life una original filosofía de vida, tan de
agradecer en estos últimos tiempos de angustias generales y tribulación colectiva que parecen
experimentar la mayoría de ciudades españolas. No es necesario, sin embargo, ponerse
metafísicos a la hora de alabar las virtudes de A Coruña en su dimensión más marchosa y canalla. La
ciudad, cuya vena soñadora y legendaria se encarna simbólicamente en la
Torre de Hércules,
ha aprendido con el tiempo a ser también pragmática y hasta, por qué no decirlo, revestirse en
ocasiones con un punto cínico. Pero, en cualquier caso, lo fascinante de
A Coruña
es que jamás dejó que la geografía definiese su carácter y siendo prácticamente una isla cercada
por el océano, nunca se aisló ni se encerró en sí misma, sino que fue capaz de organizarse como un
espacio urbano en el que, como bien dice uno de sus lemas, nadie es forastero.
Un buen sitio para comenzar la ruta coruñesa, cuando la gente empieza a salir
del trabajo y todavía muchos comercios siguen abiertos, es el barrio de A Pescadería, así como las
calles aledañas a la plaza de María Pita: en la Franja, Galera, Barrera, también en la zona de San
Nicolás, abundan las marisquerías y restaurantes, que conviven en armonía con pequeños bares,
taperías y tascas. Un clásico del barrio es La Bombilla, que, más allá de la excelente gama de
pinchos que ofrece al visitante, presume de hacer la mejor tortilla de la ciudad. Otra posibilidad
es comenzar la ruta desde un punto no tan céntrico, por ejemplo desde la plaza de Cuatro Caminos,
donde confluyen las principales arterias de
A Coruña
y que representa la puerta de entrada a la ciudad. En este barrio se encuentra la
cervecería-restaurante de La Estrella. Se trata de la antigua fábrica de Estrella Galicia, la
excelente cerveza que la familia Rivera hace en Coruña desde hace más de cien años. El local,
inmenso pero muy agradable, es un clásico de las primeras horas de la noche coruñesa.
La Ciudad Vieja, por su parte, antaño corazón de la marcha juvenil, se ha ido
transformando en un escenario más tranquilo, casi prolongando el ambiente burgués de la Marina. La
zona es ideal para una cena romántica en alguno de los exquisitos restaurantes con los que cuenta.
Además, algunas de las mejores pizzerías italianas de la ciudad están aquí. Con todo, sobreviven
algunas tascas de toda la vida. Por no hablar de locales tan emblemáticos como el Garufa, una sala
de conciertos con pedigrí. El que sepa buscar, en fin, descubrirá un par de históricos locales en
los que refrescar el gaznate a altas horas de madrugada, empezando por La Velvet.
Sin embargo, la zona de marcha de A Coruña
como tal es la del Orzán. Con pubs para todos los gustos, discotecas, bares y clubs, no es
recomendable su visita una noche de sábado si no se aguantan las aglomeraciones. Una alternativa al
Orzán se halla en las inmediaciones de la Plaza de España, cerca tanto de la Ciudad Vieja como de
María Pita. Se trata de una zona más ecléctica, que mezcla de la mejor manera tascas de añejo sabor
marinero con algunos locales tan míticos de A Coruña como O Patachim.
La fiesta puede terminar para algunos, o simplemente continuar para otros, en la
zona de Juan Flórez, con varias discotecas muy populares. Otra opción es, desde plaza de España,
subir en dirección a Monte Alto y la Torre de Hércules y descubrir ese par de clubs ya legendarios
que todavía no se han mencionado aquí, por ejemplo el Mardi Grass. Teniendo en cuenta que se trata
del barrio urbanísticamente más caótico de A Coruña, solo el hecho de orientarse en sus calles y
dar con los locales es ya una aventura. |